El ojo recibe los estímulos de los rayos de luz procedentes del entorno y los transforman en impulsos nerviosos. Estos impulsos llegan hasta el centro cerebral de la visión, donde se descodifican y se convierten en imágenes. La vista es uno de los cinco sentidos que nos permiten comprender el mundo que nos rodea y desenvolvernos en él. La pupila es el diafragma del ojo. Los músculos del músculo ciliar que tienen forma circular y de radio, la abren o la cierran en función de la luminosidad.
Movimientos oculares:
Los movimientos del ojo se dividen en:
- a) laterales (abducción y adicción) en torno a un eje vertical;
- b) verticales (elevación y depresión) en torno a un eje horizontal; y
- c) rotatorios (rotación interna y externa, tomando como referencia el extremo superior del meridiano vertical de la cornea) en torno a un eje antero posterior.
Los rectos horizontales tienen una acción simple: el recto interno lleva el ojo hacia adentro (adiccion) y el recto externo lo lleva hacia afuera (abducción).
Los músculos verticales, rectos superior e inferior, y oblicuos mayor y menor, tienen una acción más compleja, debido a que en la mirada hacia delante (posición primaria) la dirección de los músculos verticales no coincide con el eje antero posterior del ojo. Según la posición, se comportan como elevadores o depresores, como rotadores internos o externos y como abductores o aductores.